VIEJOS LABRADORES



Al alba, aparejado los ganados están.



Por el camino de Barbachete,  Varecillas o la Celada

a elegir según la faena a realizar 

la reata de los animales ya va.



Sobre los lomos plateados del burro “Boche”, 

a un lado de la zalma

plané  para labrar,

al otro las varas para tirar,

con el ramal atado a la cola del macho,

“Carbonero” es su nombre, y sobre sus lomos

la alforja de esparto con el  companaje,

el rallo de agua, la bota de vino,


montado el labrador 

que junto con su hijo 

en las ancas va.



Acompañados por los perros

“Pinto” y “Linda” y alguno más.

Flacos y escuálidos

por los pocos chuscos de pan,

pero ágiles y vivaces

por el ingenio de la necesidad,

al acecho están

de los conejos, gazapos y perdices

que en las zarzas y matorrales

por el  camino hay.



Son los años 60 y 70 del siglo pasado ya.

Desde los tiempos remotos hasta la actualidad

siempre ha sido igual.

Layas y gradas para sembrar,


aladros y planes para labrar.

hoces y zoquetas para segar,


Al atardecer, terminada la faena,

al ritmo marcado por el sol,

el labrador con su hijo

regresan al hogar.



Con manos duras y callosas,

pero seguras y mañosas,

sobre el “Carbonero”,

con el librillo y tabaco cuarterón de liar,

se hace un cigarro para fumar.



Seca y escurrida la bota de vino está,

surgen de la garganta alegres jotas

que yo muete escucho cantar.



Un recuerdo en mi memoria

para constancia en la posteridad

de todos aquellos labradores

que ya no veremos más. 












Por Salvador Lerga.

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