CASTILLO FERRATE



En la parte más alta de la villa está el barrio de "El Castillo", que debe su nombre a la existencia de un castillo medieval que coronaba la villa amurallada. Estaba situado cerca de la iglesia parroquial, exactamente en la era donde está el depósito de agua proveniente del término municipal de "Valgatuna". 

Lugar donde estaba el Castillo Ferrate. Al lado derecho el antiguo deposito de agua y al fondo San Martín de Unx. Todavía no se han realizado catas arqueológicas para descubrir la cimentación del castillo.

 

El castillo era llamado popularmente "Ferrate" y se ha transmitido de generación en generación, vía oral, que desde el castillo hasta la iglesia de Santa María del Pópulo había un pasadizo subterráneo secreto, lugar donde estaba la puerta principal de entrada y salida al recinto amurallado.

Como anécdota os contaré, que allá, por el año 1968, yo tenía 8 años, recuerdo a unos jóvenes del pueblo con azadas y picos cavando pozos en la era de Reta, que está una pared debajo de este lugar, y querían descubrir el pasadizo. Yo observaba como niño lo que hacían estos jóvenes y fue entonces cuando conocí esta noticia.


No se conoce datación cronológica de su origen y construcción, pero ya en el siglo VIII existen constancia de su existencia.

En el año 758 en la "Crónica de Valdizarbe" del P. Moret, se habla de las fortificaciones que pertrechó el rey navarro Iñigo Arista al ser alzado sobre el pavés y entre ellas cita la de "San Martín de Uns".

San Martín de Unx contaba además con dos portales, uno en la parte baja mirando al mediodía, y otro en la alta y muy elevado, al norte, del que quedaban a principios de siglo un robusto torreón con ventanal, una especie de corredor, arco de ingreso, murallas y fosos. 
 Su finalidad fue la de proteger a la villa y fue muy importante en su época.

Hay escasa documentación al respecto, pero si que se conocen los gobernadores de dicha fortaleza, cuya nómina de gobernadores conocemos desde principios del siglo XII. 

Reinando Teobaldo II, en 1256, estaba a cargo de Martín Ximénez de Aibar. En 1276, Sancho López de Olloqui prestó homenaje a la reina Juana por esta fortaleza, ante el condestable de Francia Imberto de Belpuch. Más tarde, en 1295, era alcaide Roy Pérez de Echálaz, con 12 libras y 60 cahices de retenencia.

Hacia 1320, siendo alcaide Juan de Arosa, la asignación era ya solamente de 8 libras y 40 cahices. Como casi todos los castillos, servía también de prisión; en 1340 estaba allí encerrado Pedro de Lecumberri por falsificar moneda. A partir de 1355, reinando Carlos II, tenía el alcaidío Iñigo Pérez de Arteta. Por entonces, el concejo hizo reparaciones en la fortaleza, pagándolas el recibidor. En estos años -1362- había una guarda de 5 hombres, con carácter accidental, al parecer. También se reforzó la dotación en 1363, a causa de la guerra de Aragón. En 1366, ante el temor de las Grandes Compañías, se mandó al concejo trasladar los víveres y demás bienes al castillo, y fortificar el cortijo, amenazándoles con la pena de confiscación, e incluso con incendiar la villa en caso de desobediencia. Entonces se fortificó el cerco viejo, bajo el castillo, y se acondicionaron casas dentro de su recinto para refugio de los vecinos, sin obligar a éstos a contribuir en vista de su pobreza. En 1370 figura como alcaide Juan Pérez de Novar.
La reina Juana, mujer de Carlos II, confió en 1372 la fortaleza a Martín Sánchez de Erespuru, escudero, que sería confirmado en el puesto por Carlos III el Noble en 1388. El año siguiente, el mismo rey traspasó la guarda a Jimeno Martínez de Erespuru, hijo del anterior. En 1391 hizo donación vitalicia a Carlos de Beaumont, alférez del reino, del castillo de San Martín, con las rentas de la villa. Ya antes, en 1378, Carlos II había dado el señorío a Roger Bernart de Foix, vizconde de Castelbón.

En 1413, con motivo de la llegada -en calidad de prisionero- del conde de Benavente, se hicieron obras de acondicionamiento en varios puntos del castillo.
Juan II nombró alcaide en 1450 a Remón de Agramont; por estos años aparece además Sancho de Erviti como capitán de la villa, que en 1452 echó de ella a un grupo de vecinos distinguidos con motivo de las discordias civiles. En 1457 el rey hizo donación de la villa y castillo, con su jurisdicción, a mosén Bernart de Ezpeleta, merino de Olite, que había puesto en peligro su vida en defensa de la corona. La princesa Leonor confirmó la donación en 1475. 

En los años de la conquista de Navarra, en 1512, estaba empeñado el castillo en poder del mariscal don Pedro de Navarra, reintegrándose a la corona poco tiempo después. Fue mandado derribar en 1516, aunque quedaron en pie parte de sus muros. 


 
Como puede observarse en la fotografía de la Iglesia de Santa María del Pópulo, en la fachada de la misma, en el lado derecho junto al contrafuerte, hay una hilera vertical de piedras rotas y desmochadas, como consecuencia de la destrucción de la muralla que encajaba y estaba unida a la pared de la iglesia, realizada por los castellanos en la conquista del Reyno. Aquí estaba la puerta principal del recinto amurallado.



Todavía en 1783 pleiteó el Patrimonial contra la villa, para impedir que aprovechasen la piedra.






Mariscal D. Pedro de Navarra.

En 1513 San Martín de Unx se hallaba "en empeño" en poder del mariscal don Pedro de Navarra, pero en esa fecha el pueblo pagó la deuda que tenía con él y volvió a la corona, como realengo*; la corona recompensó al lugar eximiéndole de cuarteles* durante dieciséis años. Con todo, la relación de dependencia no se rompió del todo o se reanudó, porque en 1543 San Martín pagaba al mariscal de Navarra una pecha de doscientos robos de trigo, otros tantos de cebada y veinte florines en dinero. La jurisdicción, sin embargo, quedó realenga; así estaba en 1802, en que gobernaban la villa un alcalde, nombrado por el virrey a proposición de la villa misma, y dos regidores, que se elegían entre sus vecinos.


Por Salvador Lerga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario